martes, 31 de enero de 2023

           La Revolución Francesa               

Revolución Francesa: Qué es, año, resumen, causas y etapas


La Revolución Francesa (1789-1799) ha sido tradicionalmente considerada como el indicador del final de una época histórica y el punto de arranque de una nueva etapa: la Edad Contemporánea. Por este motivo puede aceptarse que, aunque cronológicamente el siglo XIX comenzase en 1801, históricamente se inició en 1789. Ciertamente, el estallido de la Revolución Francesa señala una línea divisoria entre dos sistemas sociopolíticos opuestos: en el Antiguo Régimen, anterior a la Revolución Francesa, el absolutismo monárquico regía una sociedad feudal; en el Nuevo Régimen surgido tras la misma, en cambio, reconocemos muchos de los rasgos que caracterizan la organización política y social del mundo contemporáneo.


lunes, 30 de enero de 2023

El Reinado De Fernando VII


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Fernando VII de España, llamado «el Deseado» y «el rey Felón»3​ (San Lorenzo de El Escorial, 14 de octubre de 1784-Madrid, 29 de septiembre de 1833), ocupó personalmente el trono español entre marzo y mayo de 1808 y, tras la salida de España del «rey intruso» José I Bonaparte y su vuelta al país, nuevamente desde mayo de 1814 hasta su muerte, exceptuando un brevísimo intervalo de unos pocos días de 1823 en que sus funciones fueron asumida por un Consejo de Regencia de acuerdo con lo establecido en la Constitución de 1812.

Hijo de Carlos IV y María Luisa de Parma, accedió al trono tras el motín de Aranjuez en marzo de 1808, promovido por sus partidarios, que obligó a su padre a abdicar en él, siendo proclamado como rey con el título de Fernando VII. Dos meses después, presionado por Napoleón, renunció en Bayona a sus derechos a la Corona española, devolviéndola a su padre, y este en favor del emperador francés, quien designó como nuevo rey de España a su hermano José Bonaparte. Quedó confinado en el castillo de Valençay donde pasó toda la guerra de Independencia. A pesar de ello, Fernando continuó siendo reconocido como el legítimo rey de España por las diversas Juntas de Gobierno, la Junta Suprema Central y su sucesor el Consejo de Regencia, y las Cortes de Cádiz. Estas proclamaron que ostentaban la soberanía nacional y en virtud de este principio elaboraron y aprobaron la Constitución de 1812.456​ En este contexto se iniciaron las Guerras de independencia hispanoamericanas.

Constitución de 1812. Organización territorial de España – Asociación por  la Región de Granada 

 

La Constitución de Cádiz, aprobada el 19 de marzo de 1812, festividad de San José, conocida por eso como la Pepa, es la primera Constitución propiamente española, ya que el Estatuto de Bayona de 1808 no dejó de ser una “Carta otorgada” marcada por el sello napoleónico.Constitución se aprobó en el marco de la Guerra de la Independencia (1808 a 1814), y fue la respuesta del pueblo español a las intenciones invasoras de Napoleón Bonaparte que, aprovechando los problemas dinásticos entre Carlos IV y Fernando VII, aspiraba a constituir en España una monarquía satélite del Imperio,  como ya había hecho con Holanda, Alemania e Italia, destronando a los Borbones y coronando a su hermano José Bonaparte. Pero la respuesta de los ciudadanos, jalonada por sucesos como el Motín de Aranjuez, las Renuncias de Bayona y el levantamiento de los madrileños el 2 de mayo, encerró un segundo significado para una pequeña parte del pueblo español. La España patriota, disgregada en un movimiento acéfalo de Juntas, entre levantamientos, sitios y guerrillas se unió finalmente en una Junta central Suprema, y después en una Regencia de cinco miembros, cuyos cometidos principales fueron la dirección de la guerra y la reconstrucción del Estado. En este punto los pareceres se encontraban divididos: había quienes deseaban seguir anclados en el Antiguo  Régimen, quienes deseaban una reforma templada a la inglesa y aquellos que, influidos por las doctrinas y ejemplo de Francia, consideraban que la reconstrucción había de ser más radical. Éste fue el criterio que finalmente se impuso, y la Regencia convocó reunión a Cortes en la isla de León el día 24 de septiembre de 1810. La designación de los Diputados a las mismas se realizó de manera anómala, explicable por la situación del país, y su aportación fundamental fue la Constitución de 1812.

 

 La Guerra De Guerrillas

Guerra de guerrillas en la península ibérica durante las guerras  napoleónicas - Wikipedia, la enciclopedia libre 

 

Sin un ejército digno de ese nombre con el que combatir a los franceses, los españoles de las zonas ocupadas inventan un sistema nuevo para luchar: la guerra de guerrillas, como único modo de desgastar y estorbar el esfuerzo de guerra francés. Se trata de grupos de poca gente, conocedores del terreno que pisan, que hostigan con rápidos golpes de mano a las tropas enemigas, para disolverse inmediatamente y desaparecer en los montes.

Como consecuencia de estas tácticas, el dominio francés no pasa de las ciudades, quedando el campo bajo el control de las partidas guerrilleras de lí­deres como Espoz y Mina, Jerónimo Merino, Julián Sánchez, «el Charro«, o Juan Martí­n «el Empecinado«. El propio Napoleón reconoce esta inestabilidad cuando, en contra de los deseos de su hermano, teórico rey de España, pone bajo gobierno militar (francés) los territorios desde la margen izquierda del Ebro, en una suerte de nueva marca hispánica.

La guerra en España tendrá importantes repercusiones en el esfuerzo de guerra de Napoleón. Un aparente paseo militar se habí­a transformado en un atolladero que absorbí­a unos contingentes elevados, preciosos para su campaña contra Rusia. La situación era en cualquier caso, tan inestable, que cualquier retirada de tropas podí­a conducir al desastre, como efectivamente ocurrió en julio de 1812. En esta fecha, Wellington, al frente de un ejército angloportugués y operando desde Portugal, derrota a los franceses primero en Ciudad Rodrigo y luego en los Arapiles, expulsándoles del Oeste y amenazando Madrid: José Bonaparte se retira a Valencia. Si bien los franceses contraatacan y el rey puede entrar de nuevo en Madrid en noviembre, una nueva retirada de tropas por parte de Napoleón tras su catastrófica campaña de Rusia a comienzos de 1813 permite a las tropas aliadas expulsar ya definitivamente a José Bonaparte de Madrid y derrotar a los franceses en Vitoria y San Marcial, al tiempo que Napoleón se apresta a defender su frontera hasta poder negociar con Fernando VII una salida. A cambio de su neutralidad en lo que quedaba de guerra, aquél recupera su corona (comienzos de 1814) y pacta la paz con Francia, permitiendo así­ al emperador proteger su flanco sur. Ni los deseos de los españoles, verdaderos protagonistas de la liberación, ni los intereses de los afrancesados que habí­an seguido al exilio al rey José, son tenidos en cuenta.

 

La Guerra De La Independencia

La guerra de la Independencia – Recursos Académicos                                            

urante los últimos años del siglo XVIII y primeros del XIX, Napoleón habí­a hecho y deshecho en España cuanto quiso, amparándose en la debilidad de los reyes y primeros ministros del paí­s. Sin embargo, a finales de 1807, Napoleón decidió que la débil monarquí­a de CarlosIV era ya de muy escasa utilidad y que serí­a mucho más conveniente para sus designios la creación de un estado satélite. Aprovechando los sucesos derivados del motín de aranuez y el hecho de que tropas francesas al mando de Murat habí­an ya ocupado el norte de España (amparándose en el Tratado de Fointleblau), Napoleón forzó la cesión de la corona española a su hermano, José Bonaparte, como Jose I

Ante la parálisis de la administración borbónica, descabezada y con órdenes de cooperar con los franceses, el pueblo se lanza a la lucha contra el invasor, siendo dirigido por notables locales cuyos intereses, más allá de la lucha por la «independencia», se encuentran en peligro por las medidas «revolucionarias» que podrí­a emprender el nuevo rey, con su reducido núcleo de afrancesados. De esta forma, se unen en una extraña amalgama los exhortos a la «nación soberana», como forma de deslegitimar el cambio dinástico, y la lucha por la «independencia», con los temores de las clases pudientes a las clases populares en armas.

Con el levantamiento popular madrileño del Dos de Mayo de 1808, se pone de manifiesto la disociación entre la voluntad popular y el gobierno tí­tere instaurado por Napoleón. Son la ausencia fí­sica del propio rey Fernando VII (a quien se le cree secuestrado), el resentimiento contra de la presencia militar francesa rechazada por el pueblo desde su inicio y la brutal represión del 3 de mayo, las gotas que colman el vaso y que producen la pérdida de legitimidad del poder central y la asunción de la representatividad y la voluntad popular por las Juntas regionales.

Tras los sucesos del Dos de Mayo, la Junta General del Principado de Asturias se proclama soberana, contra un poder central en principio legí­timo (Fernando VII habí­a exigido al abandonar España obediencia a la autoridad de los franceses) enví­a una embajada a Inglaterra y el 24 de mayo de 1808 declara formalmente la Guerra a Francia. Como respuesta, las autoridades enví­an al Principado un batallón del Regimiento de Hibernia y un escuadrón de carabineros reales desde Bilbao y Valladolid respectivamente para apaciguar la rebelión, aunque sin éxito (nótese que aún son tropas españolas). A la sublevación se irán sumando sucesivamente el resto de las Juntas (Cantabria el dí­a 27, Galicia el 30, León el 1 de junio, etc.) y significará un grave revés para los deseos de conquista pací­fica (y con pocos costes) de Napoleón, puesto que aí­sla a los cuerpos expedicionarios de Portugal, Barcelona, Madrid o Vitoria. Para evitar ser copados, Napoleón exige a sus generales que eliminen la resistencia, pero los resultados no son los esperados. La victoria de Bessiers en Medina de Rioseco no acaba con la rebelión de Zaragoza, que pronto contagia a Logroño. En Cataluña, las tropas francesas son derrotadas dos veces en el Bruc, mientras que la sublevación de Gerona corta las lí­neas de suministro con Francia. En Oporto, las tropas españolas devuelven la autoridad a las instituciones portuguesas y prenden a sus hasta entonces aliados franceses. En Andalucí­a, Dupont sufre la derrota de Bailén frente a las tropas del general Castaños. Este triunfo obliga a evacuar Madrid y hace soñar con el rechazo definitivo de los franceses. Al mismo tiempo, Gran Bretaña ve abrirse un nuevo frente, inesperado, en su guerra contra Francia.

Sin embargo, Napoleón interviene directamente al mando de un ejército de doscientos cincuenta mil hombres, la Grande Armée. Se trata de un ejército veterano, acostumbrado a los movimientos rápidos y a vivir sobre el terreno, que arrolla rápidamente la resistencia española y a los ejércitos ingleses desembarcados en la pení­nsula, comandados por el general John Moore. Después de la entrada del emperador en Madrid, tras la batalla de Somosierra (30 de noviembre de 1808) y la tremenda derrota de Ocaña (noviembre de 1809), la Junta Central al cargo del gobierno de la España no ocupada, abandona la Meseta para refugiarse, primero en Sevilla, y luego en Cádiz. Desde ahí­, asiste indefensa a la capitulación de Andalucí­a.

Napoleón se disponí­a a partir en persecución del cuerpo expedicionario británico de Moore, cuando tuvo que salir hacia Francia con urgencia porque el Imperio Austrí­aco le habí­a declarado la guerra (6 de enero de 1809). Dejó la misión de rematar la guerra en el noroeste en manos del mariscal Soult, que ocupó Galicia tras la batalla de Elviña y luego giró al sur para atacar Portugal desde el norte, dejando el cuerpo de Ney en su retaguardia con la misión de colaborar en la ocupación de Asturias. Sin embargo, la resistencia popular apoyada por los suministros de armas de la flota inglesa hizo imposible la pacificación de Galicia, que tuvo que ser evacuada tras la derrota de Ney en Pontesampaio (junio de 1809). Galicia y Valencia permanecieron libres de tropas francesas, aunque Valencia terminó capitulando en enero de 1812.

 

 

miércoles, 25 de enero de 2023

 Las Cortes de cádiz 


Cortes de Cádiz 1810-1814 - Congreso de los Diputados 

 

Existe una desproporción entre los diputados procedentes de la Península. Respecto al territorio peninsular, cada Junta y ciudad pudieron nombrar a un diputado a los que se añadirían uno más por cada 50.000 habitantes. En cambio los territorios ultramarinos, cada uno de los cuatro virreinatos (Nueva España, Perú, Nueva Granada y Río de la Plata), así como de Cuba, Puerto Rico, Guatemala, Chile, Venezuela y las Filipinas podían elegir un diputado, pero no se añadía ningún corrector demográfico. La representación de América es intencionalmente reducida en proporción.

Las Cortes generales se abren en ventanas nuevas y se inauguraron el 24 de septiembre de 1810 en Cádiz y sus trabajos se alargaron hasta 1813, dando paso el 1 de octubre de ese año a las Cortes Ordinarias

Los diputados peninsulares y americanos se dividen en cuatro tendencias: los serviles o realistas, entre los que se encontraban los diputados americanos Blas Ostolaza (Trujillo, Perú, 1771-Valencia,1835) y Mario Rodríguez de Olmedo Valle (1771-1831); los que oscilaron sus posturas, pero apostaron por ser conservadores destacando el tío de Simón Bolívar, Esteban Palacios (Caracas, Venezuela, 1767-Caracas, Venezuela, 1830); los liberales moderados como Antonio Larrazábal Arrivillaga (1779-ca.1830), Francisco Salazar Carrillo (1767-1826) o Ramón Power (1775-1813); y, finalmente, los liberales progresistas como José Mejía Lequerica (1777-1813), José Miguel Ramos Arizpe (1775-1843) o José Álvarez de Toledo (1779-1858).

Las Cortes decretarán la soberanía nacional, la división de poderes, el reconocimiento del rey Fernando VII, la igualdad entre españoles y americanos, pero establecerán una segunda categoría para privar de la ciudadanía a los negros y a las castas, que constituían la mayoría de la población americana, o la amnistía para los procesados en revueltas insurgentes. Además, se legisla sobre la publicación inmediata de todos los decretos en América, la organización de los tribunales de justicia en civil y criminal, la creación del Tribunal Supremo, la organización de los ayuntamientos, la libertad de imprenta, la libertad de cultivo y de industria, la abolición de los derechos señoriales y de los coloniales como la encomienda, la mita, el tributo indígena, los repartimientos, así como la abolición de los gremios, de la tortura y de la Inquisición.

Pero el fruto más conocido de estas Cortes fue la Constitución del 1812 Nueva ventana, la cual fue proclamada solemnemente el día 19 de marzo, por ser el aniversario de la subida al trono del rey Fernando VII y tendrá el popular nombre de La Pepa. Se estructuró en 384 artículos divididos en diez títulos de breve vigencia, pues en 1814 fue suprimida. El texto sancionaba el tránsito de una monarquía absolutista a una de corte constitucional.

En América la Constitución de 1812 fue jurada en la mayor parte de las poblaciones que aún se mantenían dentro de la órbita monárquica, lo cual produjo la abolición de los virreinatos como titulares del poder absoluto al establecerse las diputaciones provinciales y los ayuntamientos. Por ello, las élites dirigentes próximas a los virreyes mostrarán su disgusto y oposición, pues perdían así sus privilegios. La influencia de la Constitución será más pronunciada en las zonas con mayor arraigo de la Corona española, como Perú y México.

 

domingo, 1 de enero de 2023

 La Emancipación De La América Española

3.5. LA EMANCIPACIÓN DE LATINOAMÉRICA - eraselahistoria2 

Primera etapa (1808 – 1815)

La causa desencadenante fue el vacío de poder creado por la invasión de los franceses de la Península Ibérica en 1808, lo que originó la Guerra de la Independencia. En América, tras las abdicaciones de Bayona, los criollos se negaron a reconocer al rey intruso José Bonaparte y formaron Juntas que, a imitación de las españolas, tomaron localmente el poder y manifestaron su adhesión al rey Fernando VII. Pero cuando la Junta Suprema Central en 1810 traspasó sus poderes al Consejo de Regencia, muchos territorios americanos se sintieron desligados de España y las Juntas se declararon autónomas. En las Juntas se percibían dos posturas:

  1. Los realistas, fieles a Fernando VII y a la autoridad peninsular. Es la postura adoptada por los virreinatos más antiguos (Perú y Nueva España)
  2. Los independentistas, que consideraban que las Juntas tenían la soberanía. Esta postura se dio en los nuevos virreinatos (Nueva Granada y de Río de la Plata)

Los principales focos revolucionarios fueron:

  1. El virreinato de Río de la Plata, donde en 1810 el cabildo de Buenos Aires formó una Junta que proclamó soberana y adoptó una serie de símbolos patrios. También en Chile triunfó el movimiento y se exportó la revolución a otros territorios. En 1811 Paraguay se hará independiente y en 1813 Uruguay.
  2. En el virreinato de Nueva Granada y Venezuela la oligarquía criolla tomó la iniciativa. Simón Bolívar se hizo jefe del movimiento y proclamó la I República de Venezuela en 1810.
  3. En el virreinato de Nueva España (México) la revuelta del cura Hidalgo en 1810, apoyado por los campesinos indios que saquearon y exterminaron a terratenientes, adquirió tintes sociales. Criollos y peninsulares se unieron contra él y fue fusilado. En 1812 el cura Morelos se levantó con igual resultado.

El virreinato del Perú será un bastión realista. El virrey Abascal tuvo una actuación decisiva, sofocando las rebeliones. En 1815 una expedición militar de 10.000 hombres al mando del general Morillo restableció la autoridad de Fernando VII, salvo en el virreinato del Río de la Plata que conservó su independencia.

Segunda etapa (1816-24)

En esta fase la mayoría de las colonias obtendrá su independencia. Grandes libertadores, como Simón Bolívar y el general San Martín, guiarán a los ejércitos coloniales, apoyados por Inglaterra y EEUU.

En 1816 se producirá la declaración de independencia de Argentina. En 1817 el general José de San Martín organizó un ejército con el que cruzó los Andes y derrotó a los realistas en Chacabuco (1817) y Maipú (1818) que dieron la independencia a Chile. En 1820 avanzó hacia Perú.

En 1818 resurgió el independentismo venezolano con Simón Bolívar, quien se atrajo a las masas al abolir la trata de negros y prometer recompensas. Sus victorias en Boyacá (1819) y Carabobo (1821) y la de su lugarteniente Sucre en Pichincha (1822) le permitieron formar la Gran Colombia (Venezuela, Colombia y Ecuador) de la que Bolívar será presidente. Su sueño era crear unos Estados Unidos del Sur.

El pronunciamiento liberal de Riego en 1820 provocó un giro político en la Península (Trienio Liberal, 1820-23) y aceleró el proceso de independencia. San Martín se entrevistó en Guayaquil con Bolívar en 1822 y llegaron a un acuerdo San Martín desde el sur y Bolívar por el norte lograron vencer a los realistas de Perú. Ayacucho (1824) fue la última batalla de la independencia. Perú consiguió la independencia; en 1825 lo hizo el Alto Perú, rebautizado Bolivia en honor del general.

En México los decretos anticlericales de las Cortes en el Trienio Liberal crearon gran malestar entre la oligarquía criolla. En 1821 el general Agustín de Itúrbide publicó el Plan de Iguala, que garantizaba la independencia, la defensa de la religión católica y la unión de todos los mejicanos. Los propietarios y la Iglesia le apoyaron y México alcanzó la independencia Itúrbide se proclamó Emperador en 1822 (Agustín I). Las colonias de América Central se irán independizando desde 1821; la República de Centroamérica (1823) se separará luego en cinco repúblicas (Costa Rica, Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua).

España perdió todas sus colonias americanas, excepto Cuba y Puerto Rico.

 

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